Kintsugi: el arte y técnica de destacar roturas y reparaciones
Pregunta: ¿Qué hacemos cuando un jarrón de cerámica se nos cae al piso y se despedaza en un montón de fragmentos? En general, optamos por tirarlo a la basura o, si los fragmentos nos son tantos, juntamos las partes y tratamos de unirlas prolijamente con algún pegamento transparente con el objetivo de ocultar las reparaciones. La técnica del Kintsugi aplica una perspectiva muy diferente a las roturas y reparaciones de objetos.
Estrictamente hablando, el Kintsugi es una antigua técnica japonesa de reparación de objetos de cerámica. Lo interesante y particular de este método, es que en vez de tratar de disimular las roturas y arreglos, el Kintsugi los destaca, los hace visibles mediante colores y materiales que se diferencian marcadamente de los originales.
¿Por qué? Porque esta técnica (que es también una filosofía de vida) se basa en que tanto la acción que provocó la rotura del jarrón, como la rotura misma, son parte de la historia del objeto, ergo no deben ocultarse. Al contrario, dice el Kintsugi, deben mostrarse como debe mostrarse también la complejidad de la reparación y la imperfección que resulta de ella ya que todos estos factores transforman estéticamente la pieza reparada. La embellecen, le agregan valor, la enriquecen. En una palabra: la hacen única e irremplazable.
Interesante, ¿no? El Kintsugi, en su dimensión filosófica, valora la singularidad del objeto y del individuo. Podemos decir que destaca imperfecciones y trasformaciones, heridas y cicatrices que nos va dejando la vida. No hay nada que ocultar ni disimular. Todo se debe exhibir con orgullo. Todo forma parte de nuestra historia y sirve para testificar nuestro fugaz paso por el mundo.
Es eso, justamente, lo que nos hace únicos, imperfectos e irremplazables.
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