El problema de la zona de confort
La zona de confort es un entorno conocido que nos hace sentir seguros y protegidos. Es un espacio mental, un estado psicológico en donde nos sentimos cómodos. Ahí no hay cambios, ni imprevistos ni situaciones que se descontrolen y nos pongan a prueba. Se suele decir que es importante salir de tanto en tanto de la zona de confort. Ahora, con toda lógica es probable que uno se pregunte: ¿Por qué querría salir de mi zona de confort si cuando estoy allí me siento cómodo?
Hay, básicamente, dos razones por las que es importante salir de esa burbuja protectora. La primera tiene que ver con que el ser humano tiene una tendencia a sentirse cómodo cuando todo su entorno está controlado, es decir, cuando puede prever qué va a ocurrir en cada momento. Por otra parte, le genera miedo y ansiedad cualquier cambio que introduzca incertidumbre en el día a día. Diversas investigaciones psicológicas han demostrado que nos sentimos mucho más motivados a evitar el dolor que a buscar el placer. El problema con esta actitud es que la vida depara sorpresas e imprevistos y si uno no tiene desarrollada cierta fortaleza nunca lograra adaptarse y seguir adelante. El miedo nos hace débiles y la mejor manera de vencerlo es afrontándolo. Es normal sentir miedo, pero ello no implica dejarse consumir por él. Por eso es importante salir de la zona de confort y vencer el miedo o la ansiedad que esto genera; de esa manera nos entrenamos para afrontar las situaciones incómodas y difíciles de la vida.
La segunda razón está relacionada con el hecho de que la mayoría de las personas que se animan a cambiar reconocen que la vida es más interesante y atractiva cuando se intentan cosas nuevas. Como se dice, la variedad es la sal de la vida. Cada vez que abandonamos la zona de confort e intentamos algo que nos genera temor, sentimos que hemos dado un paso adelante. Esa actitud nos da satisfacción y orgullo por haber vencido la resistencia interna que nos impedía avanzar, lo que aumenta el nivel de autoestima y la motivación para seguir intentando cosas nuevas. Y, si nos mantenemos motivados, es más fácil alcanzar las metas.
¿Cómo salir de la zona de confort?
Primero: no hay que tener miedo a las situaciones nuevas. Esa sensación de incomodidad y tensión que sentimos al intentar algo nuevo se da porque, justamente, estamos moviéndonos fuera de los límites de la zona de confort. Eso no debe ser visto como un problema sino como un desafío.
Segundo: hacer cosas que generalmente uno no haría. Se puede comenzar por cambiar pequeñas rutinas o hábitos como, por ejemplo: caminar más en vez de usar el auto o levantarse un poco más temprano y hacer actividad física antes de ir al trabajo.
Por último: no darse por vencido. Frente a una situación difícil hay que tomarse su tiempo y determinar la mejor manera de resolverla. Pero nunca huir, ni abandonar, ni correr a refugiarse en la zona de confort.
Salir de la zona de confort ayuda a tener una vida más rica en emociones, conocimiento y perspectivas. Permite crecer y evolucionar hacia la mejor versión de uno mismo. Es cierto que puede ser en ocasiones complicado. Nos cuesta porque implica cambios, y como vimos, los cambios, ya sean grandes o pequeños nos hacen sentir inseguros, nos provocan miedo a lo desconocido e incertidumbre. Y no, esas sensaciones no son agradables. Pero también es cierto que sin cambio caemos en la rutina y cuando la rutina se hace crónica surge la desmotivación, la dejadez y la frustración.
Lo que también ocurre cuando no se sale de la zona de confort es que uno se vuelve temeroso y poco flexible. Es una situación riesgosa porque mientras acampa en su “espacio seguro”, el mundo que lo rodea está cambiando. Con el tiempo, las circunstancias externas pueden alterar la seguridad que existe en la zona de confort y el problema es que uno no esta preparado para afrontar los cambios.
Se dice que quien quiera triunfar en el mundo actual y futuro deberá contar sobre todo con una habilidad: ser capaz de estar cómodo con la incomodidad y la incertidumbre. Atreverse a abandonar con cierta regularidad la comodidad que brinda la zona de confort es un buen entrenamiento.